lunes, 3 de septiembre de 2012

Día soleado en un frío invierno

Cada vez que la miro, recuerdo todos aquellos momentos. Todos y cada uno de esos momentos están impregnados de un perfume especial, de una figura y de unos caracteres inconfundibles para mí. Cada vez que recuerdo esos momentos me emociono y reconozco que, a veces, aparecen lágrimas en mis ojos, pero esas lágrimas no son de tristeza, sino de orgullo y de alegría por tenerla a mi lado cada día y por apoyarme, y a la vez de agradecimiento por haberme regalado millones de los momentos más felices de mi vida. Tenerte a mi lado ha sido como un regalo, que a veces creo que no me merezco, pero entonces pienso que ambos estamos aquí para apoyarnos uno al otro; porque si te insultan, me están insultando a mi también; porque no me hubiera imaginado esta vida sin esa "niñita" respondona y testaruda, con la cual comparto todos los bellísimos recuerdos de mi infancia, los cuales no habrían sido los mismos sin ella. 
Inconscientemente, he cuidado de tí como si de mí mismo se tratase, o incluso mejor, siempre envolviéndonos con la mayor de las dulzuras e inocencia.
Con nuestra imaginación hemos sido quien hemos querido en el momento deseado, hemos trabajado duro en nuestros proyectos que nosotros mismos con fin de divertirnos nos hemos propuesto, y lo hemos conseguido. Yo siempre pienso que de alguna manera toda esta unión que poco a poco nosotros nos hemos ido creando no desaparecerá nunca. Al contrario, se valla reforzando a medida que maduramos y que nos enriquecemos como personas, aunque yo ahora mismo sé que podría morir tranquilo, sabiendo que todo este tramo de mi vida que he pasado contigo ha sido el más feliz, esos momentos vividos con esa persona de corazón inmenso y de alma irreemplazable y así me siento satisfecho de haber vivido de ésta forma, a tu lado, junto a tí y siempre apoyándote, aunque a veces no lo veas de esta forma, porque como sabrás en un futuro, actuar de "padre" en algunos momentos no es nada fácil, pero esa es mi misión y por eso creo que Dios quiso que yo naciera antes que tú, para poder protegerte, cuidarte y mirar por tí.
Por todo lo vivido juntos hermanita, y por los miles de millones que nos quedan por vivir. Porque ese vínculo que nos une se refuerce durante el tiempo, y porque eres como un día soleado en un frío invierno, te quiero.







No hay comentarios:

Publicar un comentario