La soledad te es apetecible, es algo que necesitas tener en ese angustioso momento y formar parte de ella durante un determinado período de tiempo es lo que realmente deseas, que te envuelva en su silencio y en su oscuridad de forma que tu seas lo único material de ella, embriagándote como si de ella dependieses. Piensas que por qué las cosas son así, por qué eso te pasa, mientras que te sientes como una vela cuando la llama poco a poco la va fundiendo, y convirtiéndola en algo inservible, vano e inútil. Así es como te sientes, entonces es cuando recuerdas aquellos momentos de tu vida en los que alguien te falló o en aquellos en los que incluso te fallaste a ti mismo. Te enfurece pensar que todo pasó porque tenia que ser así, que no fue por culpa tuya, o quizá si. Ese hastío recorre cada poro de tu cuerpo, se une a ti de la misma forma se une un cuerpo a un alma, así que no hay nada ni nadie que, por desgracia, te separe de él. Nada de lo que te rodea te importa, en ese momento eres lo más insignificante que "existe", si se le pude llamar de esa forma a un cuerpo en soledad y melancolía, sobre la faz de la Tierra, como si esa llama que hay prendida en el interior de cada persona, en ti ya no existiera, el fuego se ha apagado y ya no existe dentro de ti. Como si de una pesadilla se tratase, es algo de lo que intentas huir pero tampoco esto es posible, te tiene enredado como si tarde o temprano debieras que enfrentarte a esas situaciones del pasado, como si todos aquellos errores que hoy estas pagando con tu furia, rabia y algunas lágrimas estuvieran cobrándote tus consecuencias aprovechando ese momento de soledad. Como si de un "fantasma" se tratase, que con solo tocarte el mundo se te viniera encima y te hace creer, o mejor dicho, te hace darte cuenta de que tu mismo eres el culpable de todos tus errores.
Es difícil darte cuenta que este "fantasma", o lo que es lo mismo, esta sensación, este sentimiento, este hastío, sufrimiento y soledad solo quieren hacerte daño, dañarte y deteriorarte. Es cuando apartas todos esos malos momentos de tu mente y poco a poco intentas, aunque difícilmente lo haces, recordar todos los bueno momentos, todas aquellas risas en las tardes de verano, toda aquella gente que te quiere y por ellas, por decirlo de alguna manera, son por las que tienes que "seguir luchando" y seguir librando esta batalla que es la vida. Ya esas sensación de hastío y melancolía desaparece, aunque no del todo, pero ahora los nuevos y fuertes brotes de felicidad y satisfacción, los cuales son desatados por los buenos recuerdos están presentes en tu cuerpo, en cada uno de los poros antes ocupados por ese infame y dañino "fantasma". Te hacen darte cuenta que todo en la vida merece la pena, que de todos esos errores de los que te sientes culpable son como una especie de auto inmunidad, te hace más valiente, fuerte y te solidifica de alguna forma. Crees que es el momento de quitarte esa máscara de desamparo y nostalgia a la que estás atado y te das cuenta que librándote de esas sensaciones a las que yo llamo "fantasma", de perfil ruinoso y con hambre de venganza, te estás reforzando tu persona, tu forma de ser y de la forma de la que quieres vivir tu vida. Tu eres el que decide si eliges vivir tu vida caminando con ese "fantasma" de la mano, en tu mano está que todas esas sensaciones te atrapen y no te suelten nunca o remontar como una persona fuerte, intentar remendar los errores y olvidarte del pasado, como si te hubieras mudado a una nueva piel, eso si, sin cambiar nunca lo que eres tú en realidad, tu alma, tu esencia, lo más importante para tí y lo que mas le gusta acechar a ese sucio "fantasma".
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